EL TELAR DE LOS SUEÑOS. Flor de la Abundancia.
El telar de las mujeres: estafa piramidal y feminismo ‘new age’.
Hasta el más pintado lo sabe: a los conceptos de moda les salen muchos novios. Novios de todos los pelajes, intenciones y procedencias. Novios que llueven del cielo y que asoman desde debajo de las piedras. El feminismo, obviamente, no iba a ser menos. Desde sus inicios, el capitalismo —que es siempre el novio más perverso— ha intentado apropiarse de sus consignas, vender a costa de sus preocupaciones y disfrazar de activismo sus ansias de mercado. Tenemos desde camisetas de empresas como Bershka, Stradivarius y Zara -que se deslocalizan y nutren de la mano de obra barata de mujeres precarizadas- con eslóganes como Everybody should be feminist o Girl Power; hasta distintas iniciativas a nivel editorial, con sus libros para niñas de tono inspiracional y super-comprometidos-con-la-igualdad-cómo-no, con ejemplos a seguir tan feministas como el de Margaret Thatcher -que espoleó la caza de brujas que sufrió el colectivo LGTB británico en los ochenta.
Como colofón, y a la vera de las nuevas líneas promocionales de Special K (Special K alimenta lo que eres -sobretodo si lo que eres es una mujer que come cereales integrales) y Dove—que se centra en el body-positive para llegar a potenciales compradoras, mientras los anuncios de Axe, que pertenece a la misma multi-marca, Unilever, se dedican a cosificar sin reparos a las mujeres— tenemos ese reciente anuncio de Iberdrola que ha desplazado a la familia del foco de su imagen de marca para centrarse en las mujeres y, de forma más concreta, en el apoyo al deporte femenino: “Chicas, seguid persiguiendo vuestros sueños, y mientras nosotros cuidamos del terreno de juego”. Y es precisamente ese mantra de “perseguir los sueños” al que alude Iberdrola el que mejor le funciona al capitalismo y al universo neoliberal. Porque al fin y al cabo sueños, proyectos o ambiciones tenemos todas -desde emprender un negocio a comprarnos un coche o, sencillamente, llegar a fin de mes- y a menudo su realización pasa por conseguir dinero. Estos dos ingredientes -el feminismo de moda y esos costosos “sueños por cumplir”- han dado lugar a un cóctel que ya se extiende por nuestra geografía -ya hay casos en Almería, Valencia y Zaragoza- disfrazado de economía solidaria y que recibe el nombre de “El telar de las Mujeres”.
Para entender cómo funciona este “telar de las mujeres”, nos retrotraeremos hasta los locos ochenta españoles, cuando el sistema de economía piramidal alcanzó un auge puntual. Explicado de forma sucinta, un sistema piramidal a nivel financiero es una forma rápida y fácil -ese fácil habría que ponerlo entre muchas comillas- de conseguir dinero. El sistema encontró un gran aliado en el correo postal, y se inauguró una moda que duró unos cuantos años y de la que formaron parte cientos de personas: las cadenas de cartas basadas en la economía piramidal. Las invitaciones para formar parte de estas cadenas incluían instrucciones y un listado de nombres y cuentas corrientes. Si querías unirte a la pirámide, debías ingresar 5.000 pesetas a la primera persona de la lista y, con recibí en mano, dar otras 5.000 al amigo que te había invitado. A continuación comenzaba tu labor de difusión, ofreciendo a amistades y familiares el acceso a la lista ya actualizada: eliminando al participante al que habías hecho la transferencia y añadiéndote a ti al final. Así, en algún momento, empezabas a recibir dinero de personas que deseaban participar en la pirámide y de cuya lista eras la primera.
El dinero que se ganaba, por supuesto, no era declarado, por lo que constituía una microeconomía sumergida en negro. Conforme la pirámide se expandía, las personas que acababan en el primer lugar de la lista iban ganando cantidades más generosas, pero los sistemas piramidales tienen un crecimiento no sostenible: siempre acaban colapsando en un plazo de tiempo corto. Cuando el número de participantes deja de ser proporcional al número de personas en lista, decenas, cientos o incluso miles de miembros no llegan a ver ni una sola peseta.
Este sistema de ganancias piramidal, en el que los de arriba pueden llegar a ganar cantidades realmente jugosas y en el que en algún momento muchísimas personas pierden lo aportado sin recibir nada a cambio, tiene una versión mucho más perversa en el susodicho Telar de las Mujeres. Perversa porque se apropia de cierta terminología del feminismo y se disfraza de sororidad, de economía solidaria alternativa y de red de apoyo entre mujeres, pudiendo resultar atractiva para muchas. Se trata de un sistema que halló gran difusión en Latinoamérica y que ahora se extiende por España, aún caracterizado por un lenguaje new age que lo hace sospechoso pero que ya ha enganchado a ciertas mujeres y que puede mutar hacia un discurso más politizado e inteligente que lo disfrace. Pero empecemos por el principio:
El telar es una economía piramidal que, sabiamente, adopta el nombre de telar, flor o mandala, aludiendo a una forma circular en lugar de a una pirámide. Porque mientras ésta huele a jerarquía y desigualdad, el círculo nos transmite una idea de retorno, de horizontalidad. Y así es exactamente cómo sus integrantes tratan de vender “el telar”.
Cada telar está constituido, una vez se halla completo, por quince mujeres. En el centro -en la cima, en realidad- está la llamada Mujer Agua (aquí vemos ya ese rollito hippie desfasado que todavía lo aleja de resultar atractivo en ciertos contextos), y por debajo de ésta hay dos mujeres a las que se denomina Tierra. En el siguiente nivel encontramos a las cuatro mujeres Viento y, finalmente, a nuestras amigas más desafortunadas, las Mujeres Fuego, que han de ser ocho. La mujer que se halla en el centro es la que va a recibir el dinero que la pirámide genere. Las mujeres tierra, mientras, se ocupan de vigilar la labor de las mujeres viento, que tienen la encomienda de invitar a más mujeres a formar parte del telar, para que éste se vaya nutriendo por la base y sus miembros vayan ascendiendo sucesivamente de nivel. Suena familiar, ¿verdad?
A las mujeres fuego, claro, les toca aportar el dinero. En este caso, la friolera de 1200 euros -lo increíble del caso del telar es que la cantidad inicial a aportar resulta, por sí sola, de lo más disuasoria, y aún así comienza a generar cierta acogida- para que la mujer que ha alcanzado el centro reciba su “donación” y pueda mejorar su situación económica y su vida. Una vez ésta mujer cobra, la pirámide se divide en dos nuevas, cada una coronada por una de las anteriores mujeres tierra, que ahora son mujeres agua. Las fuego se convierten a su vez en mujeres viento y comienzan su labor de captación, reuniendo nuevas bases que aportarán sus respectivos 1200 euros.
La idea, según quienes lo difunden, es conformar un tejido solidario de mujeres, al margen de los bancos, que luche contra “el sistema financiero patriarcal” y permita a sus miembros mejorar su economía, asegurando que todas acabarán alcanzado la cúspide – ellas lo llaman “el centro”, pero llamemos a las cosas por su nombre- y recibiendo el dinero que aportaron multiplicado por siete: 8400 euros. Además, el Telar te asegura que puedes realizar la pirámide completa tres veces, por lo que acabarías cobrando más de 25.000. A las carencias del sistema a nivel de sostenibilidad -que son todas- y sus incongruencias morales y éticas -de las que hablaremos a continuación- se suma un oscuro y esencial personaje de esta trama: la Hermana Mayor. Las Hermanas Mayores -nombres que sugieren escasa horizontalidad- vigilan todo el proceso, hacen labor de proselitismo y reciben, siempre, una parte del dinero destinado a las mujeres Agua. Así que ya sabemos quiénes son las principales interesadas en su difusión.
«No lo hables con nadie»
Mientras investigaba para este artículo, pude introducirme en uno de estos telares, llegando a mantener una videoconferencia con sus supuestas miembros y las “hermanas mayores” de éstas. Para medir el nivel ideológico del susodicho telar -que sospechaba era nulo, sin poder imaginar hasta qué punto estaría falto de cualquier discurso que lo legitimase- me interesé por si “el sueño a cumplir” – así es como ellas se refieren constantemente al objetivo del telar: “cumplir los sueños de las mujeres”- tenía que estar vinculado a una mejora de la situación de las mujeres como colectivo o si podía ser un asunto personal. Automáticamente me respondieron que había total flexibilidad en ese sentido, y que cada una podía hacer con su “regalito” -así es como llamaban a los 1200 euros que deben aportar las mujeres fuego para formar parte de la pirámide- lo que quisiera.
Las Hermanas Mayores o Guardianas -en este caso había dos conectadas a la videoconferencia- eran las que mostraban un discurso más agresivo, envuelto siempre en una actitud melosa. Me informaron de las grandes virtudes que formar parte del telar me supondría a nivel personal, de la transformación que obraría en mí, del shock radical y “el gozo absoluto que se alcanza una vez has entregado el regalo con confianza a tu hermana y así quemado tus miedos respecto al resto de mujeres”. Afirmaron también de que “del mandala no está bien entrar y salir, porque debe existir un compromiso sincero hacia él y las mujeres que ya lo forman”.
Ninguna de las mujeres que hablaron conmigo relató ninguna experiencia concreta relacionada con el telar: abundaban palabras como “revelación”, “fluir” y demás terminología eminentemente abstracta, hasta que llegó la hora de explicarme cómo debía proceder para convertirme en mujer fuego y todo se volvió la mar de conciso. Se me invitó a ingresar mis 1200 euros en la cuenta corriente de la Mujer Agua actual -en este caso, su nombre era Sol Resplandeciente- porque “es a ella a quien debemos sostener y apoyar, haciéndola sentir fuerte, plena y abundante”.
Además, se me recomendó en repetidas ocasiones no hablar de momento sobre el Telar con nadie, porque era demasiado pronto para que hubiera asimilado su energía. Era mejor, en palabras de una de las hermanas mayores, no contarlo ni publicarlo en redes, porque había que respetar la confidencialidad del telar. Lo mejor sería que, antes de nada, hiciera “mi regalito”, momento desde el que empezaría a sentir el telar dentro de mí. Sólo entonces podría empezar a difundirlo de la forma apropiada, estando ya conectada a la energía del resto de hermanas. Esta regla supone una forma -chapucera, de acuerdo- de cubrirse las espaldas, para que una potencial mujer fuego no cometa el error de hablar con su círculo familiar o de amistades -que, probablemente, la disuadirán de convertirse en parte del telar- antes de desembolsar sus 1200 euros.
Antes de dar por concluida la sesión informativa, me recordaron -por si con tantos números se me había olvidado- que esto trascendía más allá del dinero: se trataba de sentir a las mujeres, darles apoyo -“porque si no nos apoyamos entre nosotras ¿quién lo hará?”- y de ayudarlas a cumplir sus sueños.
En el caso latinoamericano, sobre el que existen más testimonios dada la expansión del telar allí, podemos observar el modus operandi de este sistema piramidal. Inicialmente, las que más fácil lo tienen para ingresar en la base de esta economía -como Fuegos- son mujeres con recursos que pueden disponer de esa cantidad de dinero de forma más o menos relajada. Hay numerosos testimonios de mujeres que concluyen la pirámide una vez, llegando a su cúspide y recibiendo la cantidad que invirtieron multiplicada. El problema reside, obviamente, en la finitud de ese colectivo, que acaba recurriendo a mujeres de recursos ajustados, fáciles de captar mediante los testimonios de las anteriores Agua y la promesa de dinero rápido. En el caso de que a estas mujeres les resulte imposible aportar la cantidad, una miembro del telar se lo puede prestar, con lo cual queda endeudada con éste. En el caso de no concluir su ascenso, quedará atada a esta deuda y todo lo que de ella se derive –en Vice apareció en 2016 el testimonio de una mujer que había sido víctima de coacción y amenazas por parte de su prestamista. El éxito personal dentro de este modelo de economía consiste, dada su imposible sostenibilidad en el tiempo, en tener la suerte de no ser la que pierda su inversión.
Como vemos, el Telar de Mujeres es, en suma, lo contrario a una economía colaborativa o solidaria: no hay un intercambio equitativo de productos o servicios, sino una inversión inicial y la promesa de una gran ganancia posterior; no hay un interés por aumentar la calidad de vida de las clases más precarias -en todo caso, de nutrirse de la necesidad de dinero rápido de éstas-, y no hay una idea política de fondo que lo sustente, que ponga en valor lo colectivo o que priorice unos casos sobre otros: las mujeres de economías desahogadas lo tienen más fácil para lucrarse, mientras las precarias podrían quedar más empobrecidas.
Estas evidencias, que pueden resultar demasiado obvias como para convertir el Telar en un sistema sobre el que estar alerta, no deben hacernos pecar de ingenuas. En Barcelona este tipo de estructura -ahí conocida como “célula de la abundancia”- tuvo un éxito arrollador en 2007 vendiéndose como una forma de generar una economía antisistema que permitiría la auto-organización al margen de éste. De la misma forma, en territorio feminista, podría acabar difundiéndose como una manera de crear rápidamente cajas de resistencia para pagar multas de compañeras activistas, fundar casas de acogida para supervivientes de violencia de género, parar desahucios o sencillamente sacar de una situación precaria a determinadas mujeres.
De momento, al Telar lo delata aún un lenguaje delatoramente individualista: aunque habla de “luchar contra los bancos” hace constante hincapié en la necesidad de “cumplir nuestros sueños” (sueños entre los que pueden estar la entrada de un piso o el emprender un negocio) y se difunde mediante vídeos profundamente naif en los que asegura tener su germen en la “organización comunitaria y de apoyo mutuo de las mujeres africanas” (africanas, sí, así en general). Este carácter llamativamente turbio a caballo entre el espiritualismo new age, el coaching y el pseudofeminismo setentero más superficial, puede evolucionar rápidamente en un feminist-washing [lavado feminista] que disfrace el telar -con cualquier otro nombre ideado para la ocasión, otra cantidad a aportar y otra estética discursiva más elaborada- en una estafa menos sencilla de detectar y especialmente peligrosa en el caso de mujeres de recursos limitados.(18/12/2018)
Un economista hace tres observaciones al ‘Telar de los Sueños’.
La existencia de un sistema de captación de recursos destinado a las mujeres, que no tiene reconocimiento por parte de las entidades gubernamentales especializadas, genera reacciones. Se trata del denominado ‘Telar de los Sueños’ o también conocido como la ‘Flor de la Abundancia’.
Wilson Araque, PhD en Administración y director del Área de Gestión de la Universidad Andina Simón Bolívar, encontró tres características que explican por qué funciona este tipo de formas de captar dinero. Se trata de un sistema piramidal diseñado para mujeres, en el que una persona entrega USD 1 400 con la promesa de que en un mes recibirá USD 11 200. Ese monto resulta de multiplicar los USD 1 400 por ocho, pues son ocho mujeres las que “aportan” para cumplir el “sueño” de una; esta última es la que las motiva a la inversión.
Para que esas ocho mujeres reciban USD 11 200 -cada una- se necesitan de 64 personas y, de ser así, solo en un telar se habrán movido USD 89 600.
Según Araque, la primera característica de este tipo de sistemas es que se basan en el interés; es decir, “ganar el dinero de forma rápida”. Señala que en un inicio puede funcionar y la gente puede recibir ese dinero; sin embargo, advierte, que un esquema así es muy difícil de mantener en el largo plazo y según las experiencias de otros países siempre fracasan.
La pregunta es ¿hasta cuándo? Esa es su segunda característica.
“Llegará un momento cuando no se podrá seguir introduciendo más mujeres. Algunas recibirán algo, pero una gran cantidad de personas que se quedan a la mitad no obtendrán nada (de dinero)”, comenta.
El académico indica que quienes invierten sus recursos en estos sistemas no se preocupan de la variable de riesgo. “Hay un principio financiero básico que es a mayor rentabilidad, sea de una inversión o proyecto, viene un riesgo bastante grande. Si usted mete un monto y de la noche a la mañana le entregan ocho veces el valor de lo que colocó, es una rentabilidad, gigante y el riesgo también lo es”, explica el experto.
Esta tercera característica también está relacionada con lo legal, pues los telares funcionan sin un control estatal, paralelos al sistema financiero, lo que aumenta todavía más el riesgo.
‘Telar es solidaridad’
Para una mujer que prefirió identificarse como María y que aceptó dar su testimonio a EL COMERCIO, solamente en forma telefónica, el Telar no es una empresa y “no busca enriquecer a nadie”.
Ella asegura que hace dos meses y medio ingresó en lo que llama “movimiento solidario”. Lo hizo luego de acudir a una charla en la que otras mujeres contaban sus experiencias. En el tiempo que va dice que ya recibió USD 11 200 y ahora está en su segunda vuelta o ‘reciclaje’ y muy pronto espera conseguir sus siguientes USD 11 200.
Ella tiene el convencimiento de que el Telar no fracasará. Dice que solo ingresan personas de confianza, que todas conocen sus necesidades y se apoyan. “Pero si alguien no está comprometida con la solidaridad se le devuelve su “regalo”… Por eso, señala, no se han encontrado denuncias de estafas, porque esto no tiene fines de lucro”, dice.
Ella incluso asegura que en las reuniones a las que ha asistido, en las que se intenta ingresar a nuevas mujeres con “necesidades”, ha escuchado los testimonios de personas que, por ejemplo, perdieron sus casas tras el terremoto de abril pasado. “Ellas han podido reconstruir y nos han sabido agradecer a todas por haberle ayudado”.
Según la mujer, el telar no es un fraude porque las personas “regalan su dinero”,sus USD 1 400.
SARA ORTIZ
¡Alerta! Esta es la nueva estafa viral que apunta contra las mujeres de Latinoamérica.
Una vez captada la persona ingenua, quien asume como real la promesa de convertir –por ejemplo- 100 dólares en 800 dólares en un periodo de tiempo “muy corto” pero que en realidad no está determinado ni mucho menos limitado, decide dar su dinero en forma de “gratitud” al “cosmos” y la “espiritualidad universal” para entrar en una cadena “mágica”, de “belleza” y “magnificencia” que la hará llegar en “muy corto tiempo” y sin mayor esfuerzo, a ser “económicamente estable y poderosa”.
Sólo necesitas tener “mucha fe”, “buena vibra”, “esperanza” y “energías positivas”, para que la “energía divina”, “el cosmos” y “la espiritualidad universal”, para que la “energía del dinero” conspire a tu favor y de esa manera puedas ser “próspero”, “abundante” y “empoderarte” con una fuerza “maravillosa”.
Para ampliar esta red, aunque concebida originalmente sólo para mujeres, ahora los hombres también pueden participar. Eso como un claro ejemplo de «inclusión».
Una «gran red de prosperidad»
“Por lo general nunca desconfiamos del empresario de corbata que es dueño del banco donde guardas todo tu dinero, pero sí desconfiamos cuando existe alguien que te dice que si regalas dinero eso se te va a devolver multiplicado por ocho”, explica una de las chicas -que se identifica como Patricia para resguardar su integridad y que es parte de la “gran red de telares de prosperidad”- en una conversación vía telefónica sostenida con ElCiudadano.cl.
Lo cierto es que estas estructuras disfrazadas en círculos y que se presentan como planas, al ser analizadas tienen el mismo diseño vertical de las estafas piramidales.
La diferencia, en tal caso, es que se presentan como núcleos o telares pero que mantienen -al igual que la pirámide- un sector altamente privilegiado (punta de pirámide) desde la que brotan una serie de ramificaciones, creadas para conseguir mayor “gratitud” (dinero) al átomo o célula central.
En el caso de este remake, la «prosperidad» se distribuye de manera muy parca a los primeros subnúcleos, mientras las personas que integran los círculos más alejados -identificados como ‘chispas de abundancia’- son las que con sus importantes inversiones monetarias mantienen la “abundancia” de las que están más “evolucionadas” o “elevadas”, es decir, las células madre o “grandes hermanas” del telar.
“Es una estructura plana en la que tú entras en una posición y en la medida que te vas moviendo (captando nuevas personas), pues bueno, recibes y ya. Es una economía colaborativa, tiene que ver con sacroeconomía y si a ti te da la gana de destejerte se te devuelve el dinero y ya. Yo todavía no entiendo cómo es que la gente no confía en algo que no conoce, primero tienes que conocerlo, yo te invito, si tú quieres entrar como chispa, te invito a un grupo de Whatsaap a ver qué tal”, explica Patricia.
Al momento de preguntarle de qué tan segura es la promesa de multiplicar tu dinero y hacerte abundante; ella comenta -en tono muy amable- lo siguiente: “Yo estoy convencida que cuando uno hace las cosas con buena voluntad se te pegan personas de buena voluntad y además el dinero es una energía que va y vuelve cuando la proyectas y yo coloqué ese dinero allí y me ha llegado muchísimo más que eso (…) el dinero es energía, cuando lo entregas recibes muchísimo más, al dinero hay que darle circulación, por ejemplo, yo tenía plata guardada y el dinero que puse ahí ya volvió a mí. Todo es dependiendo de cómo proyectes la energía”.
Estafas por doquier
Las denuncias sobre las estafas que han generado estos grupos de “confianza” alrededor del mundo datan -al menos- desde el año 2008 en países como España, Argentina y Chile, donde se presumen comenzaron las primeras redes fraudulentas.
Distintos noticieros y medios del continente americano y europeo han publicado informaciones y denuncias sobre las estafas perpetradas por estas células “amorosas”, que al parecer tan “inofensivas” suelen ser más eficaces en su accionar.
Según declaraciones de sus integrantes, estas redes de “gratitud” fueron creadas por un selecto grupo de mujeres que se autodefinen como “feministas”; un término que presta un enorme manto de hidalguía y que en la actualidad ostenta una especie de “boom” mediático, donde se muestran las luchas que enarbolan los distintos movimientos sociales liderados por mujeres involucradas en la defensa y reconocimiento pleno de todos sus derechos civiles y humanitarios.
Es por ello que al identificarse como “feministas”, estos círculos consiguen de entrada una credibilidad casi absoluta que viene generada por el mismo recurso de luchar por las causas justas.
Es esta razón una de las más certeras para que la mujer -que pretende ser captada- pueda sentirse en un ambiente confiable, donde estará acompañada por “otras iguales a ella”, resguardada por los mismos intereses y propósitos: estar empoderadas de su vida y destino.
Explica otra integrante de este “originario grupo de mujeres” -que nadie conoce y que están disgregadas en “el gran telar”- que ellas se organizaron para llevar adelante emprendimientos y proyectos personales a través de un sistema de financiación comunitaria, es decir, en concepto una especie de comuna con economía socialista, donde todas resultaban beneficiadas y con una distribución igualitaria de las riquezas.
Pero en la realidad, estos “átomos energéticos” actúan como una cúpula sectaria bajo una estructura netamente capitalista, donde el obrero –el que más trabaja- es el que menos gana, y el patrono, desde la comodidad de su altar, recibe todos los beneficios de ingresos y dividendos que ellos generan.
Es así como esta plataforma estafadora viene siendo viralizada durante los últimos años en la mayoría de los países de Latinoamérica a través de las plataformas digitales de interacción directa como Whatsaap, Twitter, Instagram y Facebook.
“Está en toda Latinoamérica como una economía colaborativa que tiene que ver con apoyar a mujeres en sus procesos creativos, en sus procesos de vida. Ellas (las células originarias) comenzaron así, en las comunidades y otras mujeres las apoyaban, y de alguna forma eso se les retribuía a ellas», dice Patricia.
“No veo nada malo en que alguien te regale dinero”
Actualmente -dice Patricia- luego que decidió integrarse a este séquito de “abundancia”, su vida ha cambiado en “muchas cosas”.
“Yo decidí entregarme a esa vida, al mundo, esto es lo que estoy haciendo y yo no veo nada de malo en que alguien te regale dinero. Además, es un movimiento mundial donde se mueven cosas maravillosas, colocas una cantidad de dinero bastante grande (mínimo 100 dólares en su caso), eso sí, pero recibes una cantidad de dinero bastante grande también (…) Actualmente yo estoy en el gran telar, que es el más grande, ahí entran solamente mujeres”.
Pero cuando se le pregunta en detalle qué es lo que realmente ha cambiado su vida o en qué se ha beneficiado, no es muy concreta. Sus respuestas se vanaglorian de la divinidad de las energías y de cómo el universo conspira “para hacer que todo esté a tu favor y a las energías que le das, para que así se te devuelva”.
En ese mismo sentido responde cuando es increpada sobre las noticias que narran historias de las estafas perpetradas por estos círculos que actúan como sectas, pues también incluyen mantras, ritos y hasta frases “poderosas” para llamar y atraer la abundancia y prosperidad tan prometida y anhelada.
“¡No voy a leer eso!, responde de manera tajante Patricia, que dentro de la estructura es una «gran hermana» del «gran telar» de los «Telares de la Prosperidad».
“No lo voy a hacer porque mantengo la posición de que sobre esas informaciones ya se ha estudiado muchísimo», agrega.
«De hecho» -continúa- «la mayoría de los artículos que han salido por ahí (sin precisar si los leyó o no, o es una idea inoculada y promovida por el mismo núcleo) han sido escritos por puros hombres, y hay una posición interesante con respecto a eso, porque desde hace mucho tiempo el empoderamiento femenino ha estado muy presente y hay gente que ha intentado sabotearlo, sencillamente, porque no desean que las mujeres tengamos buenas posiciones dentro de nuestros entornos sociales y por lo menos en el telar grande, muy grande, está enfocado en que las mujeres que están allí estén conectadas con esa abundancia y que puedan hacer que sus proyectos vayan para adelante”.
“Es decir, en nuestros telares, las chispas o las mujeres que entran y las que tienen menos tiempo, son acompañadas por hermanas mayores que son hermanas guardianas que están en España y Argentina que ya recibieron (dinero) y que están ahí en todo tu proceso, por eso es algo seguro y yo no le veo nada de malo, no veo nada de malo en que alguien te regale dinero, porque uno coloca el dinero, otro lo recibe y punto, luego vuelve a ti, no es otra cosa, y por eso no voy a leer el artículo”, sostiene.
La misma estafa con distintos nombres
Un trabajo de investigación realizado por el portal mexicano Expansión.mx explica que este esquema piramidal disfrazado en células “son una estafa que bajo sus distintos nombres se extendió por España en 2007 y en Chile en 2008”.
“El timo involucró rápidamente a la ciudad chilena de Concepción y alrededores, donde es más conocido simplemente como «la célula» o «célula de la avaricia» por sus detractores. Ese mismo año se extendió también hacia Uruguay con el nombre de Las Burbujas”, cita el texto.
Pero sus antecedentes más recientes se registran en México, nuevamente Chile, Argentina y Uruguay. Desde 2015, en esos países el fraude volvió a tomar fuerza bajo el nombre de «Flor de la Abundancia»; en Argentina comenzó a circular nuevamente a comienzos de 2016; en Chile empezó a funcionar nuevamente bajo el nombre de «Mandala» en octubre de 2016, mientras que en Uruguay es conocido como «Flor de la confianza» o «Fractal de la abundancia».
Los distintos portales que difunden las denuncias de estafas de estas sectas criminales, explican que las llamadas células, ofrecen un sistema de financiación rápido que promete a la persona que es captada, recoger en corto plazo, ingresos superiores al 800% del dinero que invirtió.
La cantidad a aportar depende del país y del grupo al que entra el participante. Influyen elementos como estrato social y nivel socio-económico, es decir, si se trata de un estrato bajo el aporte es menor y así hasta llegar a personas con buen poder adquisitivo.
Caso España
Por ejemplo, en España, los grupos solicitaban para entrar una cantidad de 10.000 euros, los cuales se entregan “como regalo” para que eventualmente, esa ofrenda se devolviera convertida en 80.000 euros, pero para que eso suceda, es fundamental “ir penetrando” en el círculo, dividido en cuatro capas, es decir, la célula la componen 15 personas en total: la capa superior formada por 8 personas, que son las que han ingresado últimas, la siguiente formada por cuatro personas, luego otra por 2 integrantes y la última por una sola persona, que es la que recibe el dinero.
Una vez que se consiguen las ocho personas de la capa superior, cada una de estas entregan los 10.000 euros a la persona que se encuentra en el centro (última capa, célula madre o hermana mayor), cuando esto sucede, el círculo se divide en dos como una célula, de manera que los que estaban en la penúltima capa (2 personas) pasan a estar cada uno en una nueva célula, que solo tendrá 3 capas, ya que todos los miembros han penetrado una capa. En este momento, se necesitará completar la última capa (8 personas) y al completarlo se repetirá la operación. Nadie recupera su inversión hasta que alcanza el centro de su célula.
En el momento que colapsa la célula por falta de nuevos miembros, las tres últimas capas pierden el dinero aportado. “Debido al crecimiento exponencial, estas tres capas -las últimas del eslabón- conforman más del 88% de la estructura que suma a todos los integrantes de las células, es decir, sólo 12% de los integrantes, tienen garantizada su “prosperidad y abundancia plena”.
Una flor que huele mal
Este tipo de sistemas ha sido condenado en países como Suiza, donde es ilegal desde 2002. De igual forma en España, el artículo 23 de la Ley de Ordenación del Comercio Minorista en su punto 2 expresa la prohibición de este tipo de sistemas engañosos: «Se prohíbe proponer la obtención de adhesiones o inscripciones con la esperanza de obtener un beneficio económico relacionado con la progresión geométrica del número de personas reclutadas o inscritas».
Además, alega la norma que cuando se habla de donación, regalo u ofrenda, se trata de un traspaso de dinero por voluntad propia y sin esperar nada a cambio, sin embargo, cuando este “regalo” se realiza como parte de una estructura mercantil y con la promesa de obtener dividendos posteriormente, la donación queda desvirtuada y pasa a ser un ingreso, cuyo tratamiento fiscal es distinto.
José Ramos, licenciado en Derecho con experiencia en el sector financiero y actualmente Coordinador General de Asuntos Jurídicos de un Organismo Descentralizado del Gobierno Federal mexicano, explica que estos grupos que se dedican a la estafa y la vida fácil, tienden a estar dirigidos a mujeres, son muy selectivos y discretos, pues la información no puede compartirse con cualquier persona y mucho menos con aquellas que se muestren «resistentes, cautelosas, negativas, incrédulas o con miedo», dice su filosofía.
El nombre más común en la actualidad, indica Ramos, es el ‘Telar de la Abundancia o Prosperidad’ y el esquema del telar es exactamente igual al de la flor con todo y sus pétalos: agua, tierra, aire y fuego.
“Esta ‘flor’ cuando se desnuda de sus fragantes pétalos y colores, no es más que el viejo esquema piramidal que se alimenta de las aportaciones que van realizando los nuevos miembros, mismo que regresa en busca de incautos, ambiciosos y necesitados que lo alimenten. Por lo que la ‘ganancia’ que unos pueden llegar a recibir es dinero que tarde o temprano alguien perderá y lamentablemente será un 90% o más de los que hayan participado”, explica el economista mexicano.
Al respecto agrega: “Si en el mundo sólo vivieran 10 personas que aportaran un peso a este sistema (dando un total de 10 pesos) y esperaran recibir cada una 8 pesos (total de 80 pesos), faltarían 70 pesos por pagar, cantidad que les puedo asegurar no surgiría de la buena vibra (…) no hace falta ser matemático para descubrir que esta ‘flor’ huele muy mal”.
“Entrar a una flor de la abundancia es jugar a la ruleta rusa”, agrega Ramos, “donde todos creen que no les tocará la bala, sin darse cuenta que este revólver de 15 tiros en el cilindro ya tiene 14 cargados”.
Habla una de las víctimas
Laura, quien por seguridad pidió no revelar su verdadera identidad, compartió con Expansión.mx parte de las conversaciones que tuvo con las integrantes del telar que la reclutó. Ella explica que para convencer a más mujeres, las que están en el centro del telar o en la punta de la pirámide ubican a la posible ‘inversionista’, le cuentan su experiencia positiva y, si decide entrar, la incluyen en un grupo de whatsapp. Ahí le comparten claves y direcciones para que participe en conferencias virtuales y talleres presenciales de capacitación.
Uno de los principios de este esquema es tratar con respeto, amor y cariño a las mujeres que entran. Pero esto se acaba si ellas deciden no participar, comenta Laura.
El ‘Telar de la Prosperidad’, se basa en «nueve hilos» o principios: en el amor hacia el género femenino, la confidencialidad, pues los documentos, las invitaciones, experiencias y vivencias son privados; confianza en quién invita a entrar al modelo; claridad para hablar con la verdad entre las integrantes del telar; compromiso por reclutar a más mujeres; comunicación positiva a través de chats; enfoque para recordar la razón por la cual entraron y, por último, la prudencia para tomar decisiones con cautela, detalla el documento informativo que recibió Laura por parte de su captadora.
«Nunca han sido groseras ni amenazantes, pero sí incisivas en que debemos estar presentes en las pláticas virtuales y conseguir a más gente», dijo Laura, quien acota que “la gente que consigue llegar a la cima y recibe grandes cantidades no mantiene ninguna responsabilidad sobre la estructura y si los demás no lo logran, le vale y se va. Además, no hay ningún documento que avale que se hizo algún depósito, lo que hace imposible su denuncia”.
La estafa llega a Venezuela
Las células virales de esta “nueva” gran estafa que ya se ha extendido por América Latina, recientemente llegó a Venezuela y se ha convertido en un “boom”, “un gran negocio” para salir a la difícil situación económica que vive el país producto del bloque impuesto por el gobierno de Estados Unidos, que ha traído un fuerte deterioro a la calidad de vida de los venezolanos.
Un reporte de BBC Mundo indica que esta estafa que ha perjudicado a familias a donde ha llegado e incluso a muchas las ha dejado en bancarrota, se ha convertida en la “salida” de muchas venezolanas que tratan de multiplicar sus recursos en un momento económico difícil.
En Venezuela, algunos de estos grupos con sus diferentes nombres realizan reuniones “muy” selectivas y secretas en salones de hoteles, locales comerciales de algunos de sus integrantes y sobre todo encuentros virtuales a través de la plataforma de mensajería Whatsaap.
El accionar es el mismo que en el resto de los países. En este caso específico se trata de colocar dólares, a pesar de que la moneda venezolana es el Bolívar. Eso habla de lo selecto de estos grupos, que sin embargo, también buscan incautos en estratos sociales más bajos.
Algunos de ellos piden de entrada 100 o más dólares, todo depende de lo acordado, sin embargo, en estratos más bajos las cifras pueden llegar a los 10 dólares, que tranzados en mercado negro representan al menos 100 millones de bolívares.
Antecedentes en Latinoamérica
A pesar de la prohibición en España, aún las células madres persisten en Barcelona, Madrid, Las Palmas, Andalucía y Tenerife; y buscan nuevas ramificaciones que las mantenga “prósperas” en toda Latinoamérica.
Desde 2017, estos círculos han recobrado fuerza y se han multiplicado eficazmente en diferentes áreas geográficas, sobre todo en Latinoamérica, donde además cuentan con el apoyo de las nuevas tecnologías que les permiten llegar con mayor comodidad a lugares donde las estafas no son conocidas, para así sacar dividendos.
Las víctimas principales están Colombia, Perú, México, Paraguay, Chile, Uruguay, Argentina y más recientemente en Venezuela.
En Chile, por ejemplo, «la célula» no se ha expandido en círculos esotéricos ni en grupos aislados de la sociedad. Por el contrario, su expansión ha sido en el grueso de la clase media, principalmente en la clase media alta de la ciudad de Concepción.
A finales de 2007 esta secta comenzó a expandirse en la ciudad de Concepción con absoluto hermetismo entre la clase media/alta con sumas de un millón de pesos chilenos (más de 2.000 dólares), y luego en 2008 se degradaría a diferentes células con sumas inferiores (al alcance de la clase media/baja), las cuales colapsaron rápidamente al cabo de unas cuantas semanas.
Posteriormente, a principios de octubre de 2016, se comenzó a propagar por la ciudad de Santiago de Chile bajo el nombre de «Mandala».
Entre tanto en Colombia, las células comenzaron a propagarse en 2008 y se concentró en forma de agencias que se encargaban de gestionar el dinero. En noviembre de 2008 la mayoría de agencias habían quebrado e hicieron perder a sus “ahorristas” varios cientos de millones de dólares.
En ese país se produjeron disturbios en localidades como Buesaco, al sur de Colombia. El ministro del Interior de entonces, Fabio Valencia, calificó la situación como una “estafa masiva”. En 2017 la Superintendencia Financiera de Colombia ordenó la suspensión de actividades de una captadora ilegal de dinero que funciona a través de Whatsapp.
Mientras que en Uruguay la fiebre de la prosperidad surgió con mayor fuerza en 2008, importada desde España, con el nombre de «Las Burbujas». Los argumentos manejados son los mismos. Desde julio de 2016, estos grupos volvieron a surgir con el nombre de «Mandalas de la Abundancia».
En Perú, las células se propagaron en 2009 hacia el Sur. Los grupos se vendían como «gana ocho veces lo que inviertes», «no se necesita dinero para ganar dinero», «sistema de donaciones 100% legal», entre otros; y utilizaban referencias teóricas al manipular fragmentos de la Biblia que aparentemente justificaban la creación de las “comunidades élite”.
A su vez en Paraguay la estafa llegó desde 2009 y fue identificada como «Élite Resurrected», que ofrece un sistema de «donaciones» que utiliza como plataforma difusora las redes sociales, así como el entorno de comerciantes y profesionales independientes.
En México la viralización de las células llegó con notoriedad en 2015, cuando se empezó a escuchar el nombre de «Flor de la abundancia». Se diseminó a través de redes sociales como Facebook y a través del sistema de mensajería Whatsapp. La Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de los Servicios Financieros (Condusef) alertó sobre el riesgo que representa este tipo de estructuras informales reconocidas como “pirámides”.
Por su parte, en Argentina la moda llegó en 201 bajo varios nombres, entre ellos «Telar de mujeres», «Mandala de la abudancia», «Telar de la abundancia» y «Flor de la abundancia». También se diseminó a través de redes sociales como Facebook y Whatsapp.
En Puerto Rico también se les conoce como «Ruleta Loom PR»; mientras que en otros idiomas son identificadas como: cercle de la prosperitat y cèllules de l’abundància (en Cataluña), gifting circles (círculos de regalos), Plane Game (juego del avión), Treasure Traders (comercio de tesoros), binary systems (sistemas binarios) en países de habla inglesa.
¿Quién creó el fraude?
Se especula que desde 1919, un italiano llamado Carlo Ponzi, pudo haber sido el primer ‘agua’ de una serie de estafas, de la cual, “La Flor de la Abundancia”, ha salido, así como muchas otras que contienen el mismo esquema de operación.
El creador del “Esquema Ponzi” o “Esquema Piramidal”, fue un famoso delincuente italiano especializado en estafas, con ella se describe a cualquier timo que paga a los primeros inversores las ganancias de las inversiones de clientes posteriores.
En 1919, Ponzi engañó a miles de inversionistas prometiéndoles aumentar su dinero en un 50% en 90 días, supuestamente a través de la compra y venta de sellos de correo extranjeros. En realidad, se trataba de una redistribución del dinero, en el que pagaba a los inversores viejos con las inversiones de los nuevos clientes.
El negocio fue finalmente descubierto por un analista financiero, Clarrence Barron, quien por encargo del Boston Post, publicó un informe en el que desenmarañaba la estafa del italiano. Luego de vivir por varios años entrando y saliendo de prisión, Carlo Ponzi fue deportado a Italia y murió luego en 1949, presuntamente en Río de Janeiro, Brasil.
¿Cómo funciona?
1- La «flor» está formada por 15 personas, segmentadas en cuatro niveles: 14 que ocupan posiciones llamadas «pétalos» y una que ocupa el centro.
2- Cuarto nivel (posición fuego). Consta de ocho pétalos color lila ocupados por las últimas personas en ingresar -que son quienes dan el dinero- «confiando» en que la vida le regrese ocho veces lo que «desinteresadamente» dan. Estos pétalos se agrupan en pares «colgando» del siguiente nivel.
3- Tercer nivel (posición viento). Son cuatro pétalos naranja y son los encargados de atraer nuevos «inversionistas» o «donadores» (término que varía según quién te invite) a la «flor». Mismos que nuevamente se agruparán en pareja, y «colgarán» de un pétalo del siguiente nivel.
4- Segundo nivel (posición tierra). Son los que «cuelgan» del centro de la flor y supuestamente lo ayudarán en lo que necesite, motivando a los demás miembros de la flor en esta «noble tarea».
5- Primer nivel o «centro de la flor» (posición agua). Es quien recibirá «toda la abundancia del universo» para hacer sus sueños realidad.
6.- Cuando la «flor» está llena, las ocho personas que están en el cuarto nivel, entregarán una cantidad de dinero a quien ocupa la posición central. El monto es variable, dependiendo de la «aportación» inicial.
7.- Cuando el centro recibe la «donación» éste sale de la flor. Posteriormente los demás «inversionistas» se separan para crear dos «flores» o células y los demás pétalos «suben» de posición. Ahora las dos personas que formaban el segundo nivel serán el centro de su propia «flor».
El ciclo se repite; mientras que los siete «iluminados» que iniciaron la pirámide y que ocuparon los tres niveles originales -sin aportar dinero- habrán recibido ocho veces la cantidad estipulada y seguirán percibiendo lo que colocan los nuevos ingresos.
La 'secta' que te saca 1.200€ en nombre del feminismo.
Esa noche esta periodista se hace pasar por "chispita", el nombre que dan a las que todavía no han dado el paso de convertirse en fuego y comprometerse con el grupo, para lo que hay que aportar nada menos que 1.200 euros. "Nos han educado bajo el concepto de que el dinero está siempre ligado a la deuda, a la hipoteca, a trabajar mucho… Nosotras desde aquí trabajamos la economía sagrada, que es la economía del regalo", explica M., una de ellas, para convencerme a entrar en el telar de los sueños o la flor de la abundancia, dos de los nombres que recibe este sistema.
Nosotras desde aquí trabajamos la economía sagrada, que es la economía del regalo
Ese dinero va para otra mujer T., que es "el agua", la punta de la pirámide, que tiene un sueño por cumplir. En este caso, se trata de financiar la matrícula del colegio de metodología Waldorf de sus hijos. Pero hay sueños para todos los gustos, tantos como mandalas –también llamados flores o telares- proliferan en España: hacer un viaje, reformar la casa, montar obras de teatro o festivales, curar el cáncer de una amiga en Estados Unidos, hacer un máster o invertirlo en obras benéficas.Cuando se consiguen ocho mujeres fuegos, es decir, 9.600 euros, el círculo se cierra y todo el dinero se entrega al agua en una ceremonia: "Nos sentamos todas en círculo, leímos una carta, e hicimos la entrega. Tiramos el dinero por los aires, frotándonos con él… Fue muy emocionante", cuenta T. recordando el momento en el que ella dio sus 1.200 euros. Si no es presencial, el dinero se manda camuflado por correo o por transferencia con el asunto "regalo", para pasar desapercibido ante Hacienda.
"A mí me lo contó mi prima y pensé que me quería meter una secta. Luego vi que era todo tan bonito que vendí las pulseras de mis padres y saqué el dinero para entrar", cuenta en la charla una de las "hermanas mayores", mujeres que han superado el mandala y se quedan asesorando y aconsejando a las que siguen dentro.
Cuando cada flor se completa –formada por 15 mujeres: ocho fuegos, cuatro vientos, dos aires y un agua-, el grupo "gira" y suben de nivel; los fuegos pasan a ser vientos de dos mandalas distintos, multiplicándose hasta el infinito. O hasta que no queden más mujeres que atraer y pierdan su dinero.
Misticismo, psicomagia y mucha "confianza"
Eva (nombre ficticio) llegó a pasar tres semanas en un telar de los sueños: “Una muy buena amiga me lo comentó. Me dijo que se había metido en un grupo compuesto por mujeres en el que se trabajaba mucho la ayuda mutua, la sororidad, y que todas estaban ahí para cumplir sus sueños personales”.
Mientras lo pensaba, se fue de viaje a otra comunidad autónoma, y otra chica le habló también de los telares. Al volver a las islas baleares, donde vive, lo hizo una tercera: “Al final acabé entrando. Te lo venden como si fueras un poco especial, como si fueras la elegida para entrar”.
Durante tres semanas estuvo haciendo videollamadas diarias en las que el misticismo y la psicomagia lo impregnaban todo. En los dos mandalas en los que El Confidencial se ha colado para este reportaje, el argot se repite como un mantra. "El dinero es energía que se puede mover desde el amor", aseguran las 'tejedoras' o 'telarinas'. También creen que formar parte de estos mandalas les ha ayudado a curar sus enfermedades, empoderarse o atraer cosas positivas a su vida y sentirse "completas", más incluso que con sus grupos de amigas.
Ninguna se cuestiona que sea realmente, por la propia lógica de su funcionamiento, un timo piramidal de libro. Y buscan todas las explicaciones necesarias para reafirmarse: “Es economía circular. Imagina un pueblo donde hay escasez y todos se deben dinero a todos. Entonces llega un empresario con un billete de 500 euros. Ese billete se lo da al del hotel para pasar la noche, quien se lo lleva corriendo al carnicero al que le debe dinero, y este al ganadero, y el ganadero a su vez al del hotel. Y cuando el billete vuelve, el empresario dice que al final no se queda y se lleva los 500 euros. Todos han pagado sus deudas y el dinero sigue circulando”.
Para Jesús Palau, economista especializado en contabilidad y finanzas de la ESADE, esta explicación no tiene ningún sentido: “En ese caso los activos y los pasivos se igualan, podrían cancelarla simplemente porque es siempre la misma cantidad. Pero esto es claramente un timo piramidal. El dinero no circula y ya está: te dicen que se va a multiplicar y para eso hace falta más gente que ponga más dinero. Es exponencial, pero no lo quieren ver porque, claro, la ambición te ciega”.
Para que haya un solo mandala hacen falta 15 personas, pero cuando el ciclo se reproduce 20 veces ya hay creados medio millón de telares con casi ocho millones de personas implicadas, de las cuales solo medio millón cobrarían dinero (ver tabla al margen). En el nivel 23, ya harían falta más personas para que el proceso continúe que población hay en toda España (unos 67 millones). Y eso, contando a hombres y mujeres. Por ese motivo, cuando el mercado se satura, son los de abajo los que se quedan sin opción de conseguir el dinero prometido.
Sin embargo, desde los distintos telares “visitados” tienen un argumentario con el que rebatir cada cuestionamiento a su sistema. No declaran a Hacienda, porque el sistema es patriarcal. El proceso solo fluye si crees en él. Si te comprometes, el universo te lo devuelve... Además, la palabra “confianza” se repite hasta la saciedad. Están convencidas de estar haciendo historia y de tener atemorizados a los bancos con una idea revolucionaria. En un vídeo que circula entre los grupos cerrados de Facebook, una chica argumenta que no se trata de un timo piramidal, porque todos los miembros se conocen entre sí: “Algo que no pasaba en ETA, que sí era una estructura piramidal”, alega.
Otro vídeo, al píe de estas líneas, apela directamente al feminismo para justificarse: “Para nosotras las mujeres es más difícil llegar a nuestros sueños porque somos minoría en los puestos de decisión…”. Otro, de Guadalajara (México) se defiende de las críticas y acusaciones del engaño: "Eso es precisamente lo que el gobierno quiere que creas […] El gobierno se ha encargado de difundir que esto es un fraude en los medios”.
Las hermanas mayores
Cada mujer cumple un papel para que todo fluya. Los fuegos ponen el dinero; los vientos son los que se encargan de “soplar” y atraer a nuevos miembros; las tierras organizan los encuentros; y el agua es “cuidada” por el resto hasta que llegue su regalo. Idealmente, el proceso debe durar tres semanas: uno por fase, pero lo cierto es que en ambos casos llevaban varios meses para conseguirlo.
Cuando un agua recibe su regalo y sale del mandala puede “reciclarse” hasta tres veces si ejerce de hermana mayor, es decir: recibir 1.200 euros cada vez que una de sus fuegos se convierte en agua y así hasta dos ciclos más. Su papel, supuestamente, es facilitar el proceso. Pero no siempre se cumple. Ana (nombre ficticio) estuvo en un mandala que se atascó y así fue precisamente cómo descubrió la trampa del Telar de los sueños: “Me di cuenta de que había hermanas mayores que 'falseaban el sistema'. Empezaban nuevos telares y se ponían ellas en el inicio de la pirámide, conseguían el dinero de los fuegos, se iban, y lo volvían a hacer. Curiosamente nunca traían fuegos para nuestro mandala, pero sí para otros que se completaban rapidísimo”.
Me di cuenta de que algunas hermanas 'falseaban el sistema'. Empezaban nuevos telares y se ponían arriba de la pirámide
De hecho, hay varios nombres de hermanas mayores que se repiten en las experiencias de algunas víctimas, como Aisa, Herminia, Nandy, Maya, o Randal... Esta última, de hecho, apareció en una de las videollamadas que llevó a cabo esta periodista. “Hace un año que estoy ‘tejiendo’ y ya he sido dos veces agua”, dijo esa noche, en la que aseguró que llevaba tres zooms. De hecho, se jacta de haber podido dejar su trabajo gracias al dinero que está ganando. “Gracias, bellas, estoy completa”, se despidió esa noche.
De vez en cuando, los telares quedan virtualmente para hacer una “quema de miedos”. En torno a su cámara, cada una prende en una vela las cuestiones que les preocupan escritas sobre un papel. Así se crea sentimiento de comunidad y pertenencia de grupo. “Todos los días mandaban mensajes de buenos días, canciones, mensajes, fotos… Están siempre pendientes del Whatsapp y cuando no es el calendario maya, son las lunas y los eclipses”, cuenta Eva. Es curioso que, a pesar de ser obligatorio para entrar, apenas se habla de dinero. “Cuando cuestionabas algo, te decían que lo hicieras en privado para no traer malas vibraciones. Y si no conseguías nuevas mujeres es que estabas proyectando tus inseguridades y miedos. Era manipulación psicológica”, dice una de las víctimas.
“Es todo marketing”, añade el economista Palau. “Está bien diseñado porque ni siquiera les prometen un retorno de la inversión, es ‘un regalo’ y lo visten con un halo de antisistema para hacerlo atractivo. En realidad, la idea no es nueva, pero cuando se agota una manera de presentarlo, se inventan otra”. De hecho, son las propias tejedoras las que piensan que han recibido un regalo por poder entrar en el mandala, aunque sean ellas las que han aportado 1.200 euros.
Eva cuestiona también la filosofía que hay detrás: “Es un mecanismo psicológico perverso. Te lo venden como un proyecto colectivo, de ayuda mutua, de feminismo, pero a la vez tiene un toque muy individualista, ¿por qué tú tienes más derecho que otra persona para cumplir tu sueño? Porque lo que está claro es que siempre va a haber alguien que pierda”.
En el mandala que encabeza este reportaje entré a través de un grupo de Facebook donde captan a nuevos miembros, aunque el sistema se cuida muy bien de intrusos moviéndolo solo por círculos cercanos y utilizando, por ejemplo “los nueve hilos”: promesas que adquieren al entrar como la confidencialidad, el compromiso, la prudencia, o también, el amor al género femenino o esforzarse para traer a más fuegos.
En latinoamérica las autoridades advierten
El origen del Telar de los sueños, dice su propaganda, está en África, en grupos de mujeres que se apoyaban entre sí para fortalecer la comunidad. Al parecer, una canadiense lo exportó a su país dándole la forma de regalos que tiene ahora. Otra leyenda dice que surgió en Asia debido a la superpoblación. Sin embargo, es en Latinoamérica donde más ha arraigado, según las secuelas que ha ido dejando.
Allí, son innumerables los artículos y reportajes alertando de este timo. Hay víctimas que han quedado arruinadas por invertir cifras exorbitadas de dinero. Hasta autoridades como la Condusef de México (Comisión Nacional para la Protección y defensa de los usuarios de Servicios Financieros) han puesto a la población en alerta. En el estado mexicano de Sonora ya han reformado su código penal para introducir penas de hasta 13 años de prisión a quien organice esta actividad.
Azul González, de 29 años, es mexicana y se metió junto con su hermana en uno de estos telares en la ciudad de Torreón. Como no tenían el dinero necesario, otra mujer del mandala les hizo un préstamo. El día de la ceremonia de entrega contó unas 400 personas: ”Cada agua iba subiendo al estrado y recibiendo bolsas de dinero”, recuerda sobre el encuentro que tuvo lugar hace dos años. “Aquí en Torreón, rentaban salones de fiestas para los encuentros y no nos decían el lugar hasta media hora antes”. Se suponía que a los 15 días llegaban a ser agua, pero las semanas pasaban y nunca lo consiguieron. Lo que sí llegó fue la deuda que habían contraído: “A mi hermana le acabaron embargando la casa porque se cuadriplicó la cifra con los intereses. Yo estoy ilocalizable para que no me llegue”, dice al teléfono. “Y el dinero pasó literalmente cinco minutos por nuestras manos”.
Cuando Ana, en España, quiso salir, la única opción que le dieron es que encontrase a otra mujer que ocupase su lugar. “¡Cómo iba a hacer eso! Convencer a otra mujer para que confíe en un sistema que ya sabía que era un engaño. Desde entonces muchas me retiraron la palabra. Tanto amor y tantos cuidados, y mira”.
En otros países, como Argentina, acabaron entrando hombres ante la imposibilidad de encontrar a nuevas víctimas. También por pura necesidad y gracias a internet, el sistema cruzó el océano hasta llegar a España y encontrar a nuevos acólitos. De hecho, la cantidad de 1.200 euros es precisamente el cambio de 1.440 dólares, la cifra de referencia en los países sudamericanos. Hasta aquí llega el misticismo: los cuatro dígitos suman nueve, número mágico según las teorías místicas (1+4+4+0=9).
En Ibiza, donde todo lo místico encuentra siempre su público, es donde el telar ha saltado antes a los titulares (tal y como cuentan aquí). También, por ser una isla y agotarse antes la base necesaria para poder seguir. Sin embargo, desde Policía Nacional aseguran no tener conocimiento de denuncias por este sistema. Muchas mujeres no acuden a comisaría por no enfrentarse con la mujer, hasta entonces de absoluta confianza o incluso familia, que las introdujo. Otras, por miedo a represalias. Y mientras, el telar sigue extendiéndose: “Todas las mujeres deben conocer este movimiento, me parece que es revolucionario”, dicen en unos de los zooms. Mientras, al teléfono, Eva se sincera: “Si cuento todo esto es para que ninguna mujer más caiga en esto”.
EL CONFIDENCIAL