INTERVENCIÓN ESTRATÉGICA VERSIÓN TONY ROBBINS ESPAÑOLA
En TFE, trabajamos a partir de un modelo de terapia familiar sistémico, que consiste en establecer una estrategia terapéutica para tratar al mismo tiempo al paciente y a su familia.
Perfil del coach impostor
No dejes que te estafen, estas son señales de alerta:
Condición sin e qua non para quienes trabajan con personas: poder escuchar el malestar de quién está del otro lado, qué le pasa, que quiere, qué piensa y siente y que le está impidiendo lograr lo que desea lograr.
Es decir, imposibilidad de sensibilizarse por lo que al otro le sucede y comprender qué es lo que está atravesando esa persona, que acudió a una consulta por algún motivo puntual (que inclusive muchas veces desconoce cuál es)
Considerar que tiene todas las respuestas y pretender darlas, como si de consejos se tratara de la vida.
Y el hecho de que a alguien le haya resultado efectiva una decisión o una acción específica no quiere decir que a otro también le resulte.
Esto implicaría desconocer que todos somos seres diferentes y singulares que si bien compartimos ciertas generalidades como seres humanos, poseemos historias, vivencias y realidades diferentes. Esto es, justamente, lo que nos hace únicos e irrepetibles.
El “tú puedes” y “sólo hazlo” pasa de ser una frase motivacional a una imposición un tanto ingenua y necia. Ya que no registrar que no todos las personas contamos con las mismas herramientas ni recursos ni venimos de los mismos lugares. Nuevamente esta postura no registrar las individualidades y no respeta las diferencias.
Y repetirlas hasta el hartazgo, como si trabajar con seres humanos implicara trabajar en serie.
Si bien la motivación es un factor indispensable para cualquier actividad que se decida emprender, ya sea un trabajo, un proceso terapéutico, una mudanza o un programa de coaching, no a todo el mundo le es efectivo el mismo tipo de intervención.
Es decir, con frases motivacionales de un taller de fin de semana, no se resuelve un problema de base ni se modifican actitudes o conductas que se han venido desarrollando durante años.
Todo cambio requiere de un esfuerzo, de un trabajo y de un cierto tiempo que será diferente para cada persona.
Y esto es importante tenerlo en claro como profesional: el desarrollo de la motivación implica un trabajo más profundo que repetirle constantemente frases al consultante o coachee, del tipo: “Si piensas que puedes o no puedes estas en lo correcto”, “Si quieres cambiar el mundo cambiate a ti mismo”, “Si querés podés”.
En definitiva, descontextualizar a la persona con la que se está trabajando y no registrar la “mochila” con la que viene (su historia, su recorrido, sus paradigmas, sus capacidades y sus recursos o la ausencia de éstos) termina siendo un trabajo en serie al mejor estilo de: “que pase el que sigue” que no respeta la subjetividad y la singularidad de quien se tiene enfrente.
Si bien estoy a favor de la formación y capacitación constante en el área en que cada uno desea desarrollarse y lograr un nivel de excelencia, considero que de la mano de la capacitación es fundamental la experiencia y el recorrido personal que uno puede realizar.
Postularse como un gurú de la comunicación quien no es capaz en sus ámbitos laborales y/o personales de aplicar ni un cuarto de lo pregona, deja en evidencia la incoherencia entre lo que se dice y lo que se hace y en todo caso, la farsa de lo que está transmitiendo y/o enseñando.
Claramente los intereses personales de hacer negocios, generar dinero relativamente rápido, sentirse profesional en algo, estar a la moda con lo que resuena en el mercado y/o percibirse importante al creerse capaz de “ayudar” a resolver la vida del otro, lleva a muchas personas a introducirse en este mundo del coaching, sin terminar de registrar el compromiso y la responsabilidad que significa trabajar con personas y más aún, con el dolor el malestar o la frustración del otro.
Por eso mismo, más allá de la ilusión y las expectativas que tengas de generar cambios en tu vida, sabé que depende en gran medida de vos, elegir con quién vas a realizar ese camino.
Que no sea la ansiedad por obtener resultados inmediatos (que no terminan siendo reales) lo que te lleve a caer en manos de un impostor del coaching, con quién solo obtendrás un gran malestar y una pérdida de tiempo, dinero y energía.
Un coach verdaderamente profesional sabe que el crecimiento y el desarrollo para abordar a la excelencia en lo que hace, implica un proceso metodológico que lleva años y que a su vez requiere de otros tipos de formaciones y de trabajos en lo personal, consigo mismo. Es esto lo que lo diferenciará de un impostor o de un embustero.