Recogida masiva de firmas en toda España, para proteger a las víctimas del totalitarismo de grupos coercitivos.
Patricia Aguilar, la joven rescatada de una secta en Perú, comienza a salir de la boca del lobo tras 18 meses de amenazas y abusos de un gurú que anuló su voluntad. Su historia es sólo un grave ejemplo de la desprotección legal que sufren miles de víctimas y familiares de captados por todo tipo de sectas, según explica Laura Camacho, de la agencia Efe.
Hace cerca de tres meses que Patricia regresó a casa en Elche (Alicante) junto con su padre y el bebé que tuvo durante su cautiverio en la selva de Perú después de que el líder de la secta, Félix Steven Manrique, ahora en prisión por trata de seres humanos, fuera manipulando su mente durante años y siendo ella todavía menor de edad.
Algo debe cambiar
Su infierno, relata a Efe su prima y portavoz de la familia, Noelia Bru, “tiene que servir para algo porque hay que cambiar las cosas y dar soluciones al vacío legal que existe. Hay que dar respuestas a la desesperación de las familias cuando acuden a la policía y los jueces y les responden que no puede hacerse nada”.
Bru avanzaba la semana pasada que en breve solicitarían la colaboración ciudadana para impulsar una reforma del Código Penal que tape jurídicamente el agujero que existe sobre los delitos sectarios, de forma que se tipifique el delito de “persuasión coercitiva”. Cosa que han hecho ya con una recogida de firmas en Change.org (y cuyo texto reproducimos más abajo).
Ya cuentan con el apoyo de asociaciones de prevención de sectas, colectivos de desaparecidos, de psicólogos y de otras víctimas. El primer paso lo ha dado la familia de Patricia y Carlos Bardavio (asesor jurídico de RedUNE), uno de los pocos abogados en España especialista en el fenómeno de las sectas y que cuenta con la primera tesis sobre la regulación penal de estos abusos en la que se incluye la iniciativa del delito de persuasión coercitiva.
A Bardavío acudió la familia de Patricia al enterarse de que acababa de publicar su extenso sobre la materia que se presento el 25 de septiembre, en el Colegio de Abogados de Madrid con la asistencia de la letrada de la familia de la joven, María Teresa Rojas.
Un problema real en España
Una problemática en auge, ya que se que en España unas 400.000 personas están inmersas en alguna de las 400 sectas de diversa índole. Más allá de las de corte religiosos y esotérico, en los últimos años han irrumpido con fuerza las sectas pseudoterapéuticas.
Sean del tipo que sean la raíz en todas ellas es la misma: una persona o un grupo dominan a otro individuo o colectivo de forma progresiva y sutil con el objetivo de limitar en su beneficio su capacidad crítica de la realidad.
“Un lavado de cerebro en el que se empuja al captado a su incapacidad de forma paulatina, a un sistema totalitario”, defiende este abogado, que gráficamente compara este sometimiento al ejercido por los maltratadores.
También equipara la visión policial y jurídica actual de las sectas con la que en los años 80 se tenía de la violencia contra las mujeres, donde no existía formación y las víctimas incluso recibían mofas cuando explicaban el maltrato psicológico que sufrían de sus parejas.
“La voluntariedad en los tribunales se sigue trabajando de forma muy antigua, o dicho de otra forma, el concepto de violencia se ejercita actualmente con formas mucho más modernas”, explica Carlos Bardavío, que propone castigar con penas de entre 5 a 8 años de prisión a quienes mediante violencia, intimidación o engaño coercitivo o técnicas de persuasión coercitiva físicas o psíquicas impidan la libre formación de la voluntad y la libertad de decisión.
Su iniciativa contempla como técnicas de persuasión coercitiva las conductas que produzcan control social, emocional, ambiental, cognitivo o volitivo de los estados disociativos de la realidad.
La parcela de las pseudoterapias
Para Emilio Molina, vicepresidente de la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (APETP), miembro de la Red para la Prevención del Sectarismo y Abuso de la Debilidad (RedUNE), el problema es gravísimo porque no se trata de “charlatanes”, sino de verdaderas organizaciones de expertos en manipulación mental que “hackean” tu manera de pensar.
Cuando alguno se ha dado cuenta de que estaba dentro de la tela de araña y acude a denunciar se encuentra con incomprensión y en la mayoría de los casos con el archivo. “Has sido tonto por comprar o dar ese dinero y no se investiga más”, dice Molina
Este ingeniero informático lleva cuatro años combatiendo las “poderosas y lucrativas” sectas pseudoterapéuticas que llevan incluso a enfermos de cáncer a abandonar tratamientos (es muy significativo, por ejemplo, el caso de Maribel Candelas) o a ciudadanos a comprar productos totalmente inútiles porque han sido captados por un gurú que no tiene cortapisas legales para engañar a un persona.
“Explotan miedos, vulnerabilidades, hacen que desconfíes de la medicina tradicional y que rompas con cualquier persona de tu entorno que te pueda dar una visión crítica”, explica Molina, que considera necesario concienciar a la población de los riesgos de este tipo de pseudociencias.
Campaña de la familia de Patricia
Reproducimos a continuación el texto que ha divulgado la familia de Patricia Aguilar como petición de apoyo ciudadano en su empeño de lograr una legislación específica y un tratamiento serio del fenómeno sectario.
Por una ley contra las sectas
Durante un año y medio mi hija Patricia Aguilar ha sido víctima de una secta destructiva. Fue captada cuando tan solo era una adolescente mediante las redes sociales. No importaron los 10000 Km. que la separaban de su captador, él supo manipularla hasta que consiguió que lo abandonara todo (familia, estudios, país…) sin decir nada a nadie, para unirse a la secta que estaba formado el Príncipe Gurdjieff.
Patricia dejó todo porque fue incitada a ello, después de manipularla día y noche durante un año y medio. Fue de una forma sutil como se ganó la confianza de mi hija y esta bajó la guardia, consiguió averiguar todo de ella y su familia y la convenció de que no había más salida que irse a Perú junto a él y al resto de “elegidas”.
En este tiempo, han sido incontables los abusos, maltratos físicos y psicológicos que ha sufrido. El líder la puso en contra de su familia, y amenazó para que no abandonase el grupo porque su acción, tendría consecuencias fatales para ella y el resto. La única forma de vida era obedecer las órdenes del líder, un peruano de 35 años llamado Félix Steven Manrique. Un tipo que descubrió que jugar a ser Dios y captar a mujeres, para que lo mantuvieran y de las que pudiera abusar sexualmente, era una forma de vida, y en algunos países no estaba penado por las leyes, focalizando sus miradas en esos lugares para captar.
Patricia fue hallada en la selva de Perú, en una cuadra para animales en condiciones infrahumanas, junto a cinco menores a su cuidado. El líder los dejo allí para no ponerse en riesgo y que no lo descubrieran. Él subía de vez en cuando para controlar la situación, y volvía a una habitación en el pueblo, donde disponía de cama, luz y agua y en esa cuadra no.
Steven Manrique en este momento está en prisión preventiva en Lima, investigado por un delito de trata de personas. Mi hija, ya está a salvo en España, recuperándose junto a su bebé, que tuvo durante su estancia en Perú.
Debido a que Patricia era mayor de edad cuando desapareció, pese a haber sido captada desde los 16 años y de los numerosos indicios y testimonios que aportábamos a la policía, nada se podía hacer. Nunca olvidaré la frase “captar no es delito” o “es una fuga voluntaria de una persona mayor de edad”.
Parte de la familia emprendimos una lucha por encontrarla, investigamos y descubrimos quién había captado a mi hija, encontramos a otras víctimas y me tuve que desplazar a Perú para encontrar una solución que nadie me daba aquí, porque se limitaban a esperar un informe de Interpol que nunca llegó. Allí tras aparecer en televisión, se agilizó todo y la policía inició un operativo, donde dos policías actuaron como verdaderos héroes y rescataron a las víctimas y detuvieron al líder sectario.
Lo que nos ha ocurrido, le puede pasar a cualquiera. Las sectas siempre han estado ahí, pero ahora con las nuevas tecnologías, llegan a cualquier lado y en cualquier momento. Pueden esconderse detrás de cualquier perfil, no tienen un cartel que anuncien lo que son.
Mientras mantenemos nuestra batalla legal contra Félix Steven Manrique, queremos evitar que lo que le pasó a Patricia le vuelva a ocurrir a cualquier otra persona en nuestro país. Evitemos entre todos que ninguna otra familia tenga que pasar lo que hemos pasado nosotros.
Por eso te pedimos que firmes esta campaña para solicitar al Gobierno de España y al Ministerio de Interior y de Justicia que pongan cuantos mecanismos sean necesarios para crear una ley contra la persuasión coercitiva en nuestro país, una ley “antisectas”. Ya existen este tipo de leyes en otros países como Francia ¿Por qué en España no?
Es necesario que existan campañas de concienciación y prevención en colegios e institutos. También que exista un observatorio de especialistas y expertos que puedan elaborar informes sobre las sectas que están activas y se les haga un seguimiento. Necesitamos que los cuerpos de seguridad tengan la formación necesaria en este campo y se les proporcionen herramientas y protocolos de actuación.
Ahora mismo, mientras lees esta petición, hay personas como tú y yo, atrapadas bajo el yugo de alguna secta. Nadie las busca, nadie las rescatará porque son mayores de edad y la justicia entiende que “es su decisión vivir así”. No podemos permitir que un ser humano abuse de otro. Nadie elige voluntariamente recibir golpes e insultos, humillaciones, abusos sexuales, ser esclavo de otra persona… detrás de estos comportamientos, suele haber un abusador/a que, mediante la manipulación psicológica, pretende sacar un beneficio personal de la situación.